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Plovdiv: La ciudad siempre habitada más antigua de Europa

  • Foto del escritor: Luis Vera-Tudela
    Luis Vera-Tudela
  • 18 ene
  • 5 Min. de lectura

Ninguna ciudad en Europa me ha impresionado tanto como Plovdiv (Пловдив en búlgaro). Uno siente la energía del sitio y nota que está en un lugar especial, y eso me recuerda a Cuzco en Perú, o Münster en Alemania. Al visitar el centro de la ciudad uno suele cruzarse, literalmente, con impresionantes edificios históricos y con gente disfrutando. Desde 2004 la ciudad es patrimonio mundial de la humanidad, y este post narra un poco de su historia.


Los primeros habitantes en la region eran tracios, y se asentaron en la colina Nebet Tepe (la colina de los guardias en turco). Situada en altura y al norte de las tres colinas (Trimontium), aquella ciudad estaba fortificada de manera natural, y quedaba muy cerca al río Maritsa. Durante la expansión helenistica, se cree que allí estuvo la acrópolis de la ciudad. El sitio arqueológico actual tiene un postigo y un túnel que lleva al río, el cual se cree que fue hecho durante el período Bizantino del emperador Justiniano.

Uno puede visitar la zona arqueológica de Nebet Tepe, y todavía distinguir parte de los muros de aquella ciudad, algunas torres y observar el resto del casco histórico. Al estar en el norte, se disfruta mucho el atardecer mirando la ciudad al sur. La foto no es precisa, pero da una sensación de la estética del lugar y el valor que le dieron sus habitantes.

Siglos más adelante los tracios se asentarían en las otras colinas, y la ciudad crecería primero hacia el sur. Plovdiv ha estado desde entonces marcada y protegida por las siete colinas de la zona, aunque ahora sólo queden seis, pues una de ellas fue destruida. Su aventajada ubicación le permitió erigirse en un gran centro de rutas comerciales. Ubicada en el cruce natural de caminos entre oriente y occidente, Plovdiv ha sido siempre un lugar imprescindible. Por ejemplo, uno puede encontrar referencias al esplendor de Plovdiv en el museo de historia de Salónica, en Grecia. La ciudad ha sido siempre lo que ahora llamamos un melting pot, un crisol de culturas que tienden a formar una nueva donde se encuentran.


Habitada desde hace ocho mil años, Plovdiv ofrece en un solo lugar tanto para ver, que es destino indispensable para mi familia cada verano. Su arquictectura urbanistica integra de una manera natural, que no siempre armoniosa, los diferentes estilos de construcción que ha visto. Me parece impresionante la oferta de actividades culturales y de ocio. Presenciar una obra musical o teatral en el teatro romano al aire libre no tiene comparación. La acústica es impresionante, y acceder por el camino empedrardo desde la colina con casas históricas del renacimiento búlgaro enriquecen la visita. No es raro que los locales se jacten orgullosos de su ciudad cuando hablen con extranjeros. El centro histórico, la forma de vida aylyak, y el famoso barrio artístico Kapana (капана en búlgaro) invitan a disfrutar la vida.

Volviendo al tema. Los primeros habitantes de Plovdiv pertenecieron a la tribu tracia Bessi, y no es claro si el nombre de la ciudad fue Eumolpia o Pulpudeva. Varios siglos más tarde, las tribus de la región se unieron para formar el reino Odrisio y por referencias numismáticas, se cree que Plovdiv era la capital del reino, llamada entonces Uscudama. Los Odrisios crecieron en poder luego de la retirada de los Persas de la región, depués que estos perdieran las guerras con Grecia. Una época representada en libros y películas, pero donde rara vez se menciona a los Odriosios, aliados de Atenas. En esa época los Odrisios llegaron a dominar muchas tierras, llegando incluso hasta el mar Negro. Hay muchas tradiciones tracias aún vivas en Bulgaria. La de los Kukeri es mi favorita por su cercanía a una nuestra.


Unos siglos más adelante, al llegar el siglo IV antes de Cristo, los Odrisios estaban ya en decadencia y muy cerca de allí crecía un nuevo reino. La ciudad y toda la región fueron conquistadas por el reinio Macedonio bajo el reinado de Filipo II (el padre del famoso Alejandro Magno), y desde entonces se le llamó la ciudad de Filipo (Φιλιππούπολη, Filipopuli en Griego). Con este nombre se puede encontrar más referencias históricas. En este periodo, la ciudad creció mucho al convertirse en uno de los puntos de partida de la actividad colonizadora en la región.


Más adelante llegaría la hora de los Romanos en el Mar Mediterráneo. En el siglo I antes de Cristo, la ciudad fue capturada durante el gobierno del emperador Claudio, e integrada al imperio como Trimontium (en referencia al lugar donde se fundó la ciudad original). Plovdiv sería convertida en capital de la provincia Tracia, y este período es el que dejará más herencia cultural en la región. En la ciudad se recaudarían los impuestos de la región, se forjarían monedas, se construirían glamurosos edificios, casas aristocráticas e impresionantes murallas. Otra referencia popular de la época es la del famoso gladiador tracio Espartaco y su rebelión, pero esa es otra historia.

El anfiteatro romano, uno de los mejores conservados del mundo, y el estadio romano son los mejores testimonios del esplendor de esta época. Desde entonces la ciudad sigue las líneas arquitectónicas romanas con su típico trazado hipodámico, en damero, que los romanos usarían para expandir la ciudad al sur de la original Trimontium. Muy cerca del correo de la ciudad pueden visitarse restos del foro romano y del Odeón.

Durante el período medieval, aquella época del Primer y Segundo Imperio Búlgaro, Plovdiv se convirtió en un importante centro económico y cultural. La ciudad estuvo bajo dominio otomano durante casi cinco siglos, desde que cayera en 1364. En esta etapa se le llamó Philibé construyeron mezquitas, como la famosa Dyumaya. Frente a la mezquita puede verse los restos del estadio junto con una maqueta a escala, y notar que la calle está sobre el estadio. Unos metros más allá se pueden visitarse restos romanos en la tienda de H&M.


En el siglo XIX Plovdiv fue parte del Renacimiento Nacional Búlgaro. A la debilidad de los Otomanos y el ascenso de una clase local de grandes comerciantes, se le sumó la tendencia global que llevaría a estado-nacionales. Las colinas se llenaron de casas hermosas de los comerciantes. Y fue en esta época en la que varios países de los balcanes lograrían su independencia luego de la victoria del lado ruso en la guerra ruso-otomana. La búsqueda rusa de un acceso al Mar Mediterráneo y su influencia en Bulgaria jugó en contra al nuevo estado búlgaro. Entre el tratado de San Estefano y el tratado de Berlin (1878), se cambiaron los bordes de la región liberada y se dividió a la región reconocida a Bulgaria en dos zonas. Esto buscaba un balance de poderes en la región y mantener al Imperio Otomano.

Finalmente, se reconoció a Rumelia Oriental (Източна Румелия en búlgaro) como una provincia administrativa del Imperio Otomano y Plovdiv fue su capital. Unos años más tarde, y debido a la fortaleza de los recién liberados, la región se juntó con el Principado de Bulgaria (Княжество България en búlgaro), formando el actual país en 1885. Plovdiv tomó su nombre actual después de la primera guerra mundial.


Actualmente Plovdiv es la segunda ciudad en importancia en Bulgaria, es un centro agroalimentario, pues la región es fértil y produce tabaco, verduras y frutas. Además hay fábricas de maquinarias, textiles, alfombras y fertilizantes. La ciudad es un nudo en la ruta de tren de que une Belgrado y Sofía con Estambul. En 2019 fue declarada Capital Europea de la Cultura, reconociendo su rica herencia y vida contemporánea.










 
 
 

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